Jon Watts había escuchado historias sobre fantasmas, pero no se las había creído nunca, hasta que se convierte en uno. Ahora, si no quiere ser un fantasma para siempre, tendrá que resolver su propio asesinato.
Al menos contará con la ayuda de tres nuevos amigos: Brody, un policía infiltrado cuyo asesinato hace cinco años sigue sin resolver; Sage, un médium que puede ver y hablar con fantasmas; y Mike, el detective que está investigando el asesinato de Jon y que no sabe que los fantasmas existen hasta que Sage le convence de lo contrario.
La posible atracción que existe entre Mike y Sage solamente hace las cosas más complicadas. ¿Podrán estos cuatro hombres resolver los asesinatos de Brody y Jon? ¿O están condenados a esta existencia, ni vivos ni muertos, eternamente?
-- ¿En qué piso vives? -- preguntó Brody.
-- En el cuarto. -- Jon empezó a caminar por el pasillo que llevaba al recibidor.
-- Vamos… No, mejor no. Todavía no.
-- ¿Qué?
-- Iba a decir que podíamos ir rectos hacia arriba. -- Brody apuntó al techo --. Pero será mejor que te acostumbres a los viajes laterales antes de probar los verticales. Trabajaremos en ello cuando estemos en tu casa.
Jon asintió mientras entraban al recibidor.
-- Mira qué suerte hemos tenido -- dijo Brody un momento más tarde. Él y Jon llegaron al ascensor al mismo tiempo que el inspector y uno de los agentes que Jon había visto junto a su cuerpo en la escena del crimen. El agente pulsó el botón de subida.
En cuanto se abrió la puerta, todo el mundo salió del ascensor. Obviamente, los policías no sabían que habían tenido compañía durante el trayecto.
Cuando salieron, el inspector dijo:
-- El cuatrocientos cuatro debería estar en esta dirección. -- Empezó a caminar por el pasillo hacia el piso de Jon. Estaba sujetando un juego de llaves que Jon reconoció como el suyo. Abrió la puerta antes de encender la luz del salón --. No está mal para un camarero -- le dijo al agente, que asintió.
-- Incluso los camareros pueden tener buen gusto, inspector Harris.
-- Ya te lo he dicho, llámame Mike. ¿Vale?
Jon frunció el ceño cuando el inspector empezó a revolver los cajones de la mesa en un rincón del salón.
-- Está cotilleando.
Brody negó con la cabeza.
-- Está buscando cualquier cosa que pueda decirle por qué alguien te quería muerto.
-- No sé por qué me han matado, así que no encontrará nada.
Brody estudió a Jon.
-- ¿Qué ha pasado antes de que el tío te haya hundido la cabeza?
-- ¿Eh?
-- Vale, voy a decirlo de otra forma. ¿Dónde estabas antes de llegar al aparcamiento?
A Jon le sorprendió la pregunta.
-- ¿En el trabajo? Quiero decir, sí, debo de haber estado allí.
-- ¿No te acuerdas?
Jon cerró los ojos con fuerza, intentando recordar.
-- Entré al aparcamiento, aparqué, me bajé del coche y después caminé hacia el edificio. Algo me golpeó -- Se tocó la nuca -- , y eso es todo.
-- ¿Nada antes de eso?
Respirando profundamente, Jon sacudió la cabeza despacio.
-- Nada. Bueno, sé que era camarero y cuántos años tengo. Cosas así. Pero ningún detalle. ¿Los fantasmas pueden tener amnesia?
-- Ni idea. Pero si un golpe en la cabeza puede causarla cuando estás vivo, ¿a lo mejor se transmite a la otra vida?
-- ¿Tú te acuerdas de tu vida, antes de tu muerte? -- preguntó Jon.
-- Como si fuera una película a todo color -- dijo Brody tensamente --. Tenía treinta y cuatro años y por fin me habían dejado infiltrarme para atrapar a un traficante de drogas tras el que íbamos. Un logro para mí, ya que había estado intentando convencerles de que me dejaran hacerlo. De todas formas, estaba andando por la calle una semana después de introducirme en la banda del traficante. Eran alrededor de las dos de la mañana y me dirigía a una reunión. Algún cabrón me disparó, una bala en la espalda y otra en el hombro. Me había desangrado para cuando me encontraron.
-- Joder -- susurró Jon --. ¿Eras policía?
-- Sí. -- Brody casi sonrió --. Uno bueno, hasta que pasó aquello. Salió en todos los periódicos. Nunca encontraron al culpable, aunque probablemente tuvo que ser alguien de la banda que descubrió que era policía y decidió eliminarme. Supongo que no se me dio tan bien infiltrarme como pensaba -- añadió con sarcasmo.
-- Eso es un asco.
-- Sí que lo fue.
Jon centró su atención en el inspector Harris y el agente, que ahora estaban en el dormitorio al que se accedía desde el salón.
-- ¿Qué piensan que van a encontrar ahí, además de mi ropa? -- le preguntó a Brody. Entonces se le ocurrió algo --. No pueden oírnos, ¿verdad?
-- No. Estamos en un plano de la existencia diferente. Al menos así es como yo lo entiendo. Aquí, pero no aquí. ¿Tiene sentido?
-- Supongo.
Brody se rio.
-- Tú déjate llevar. Algunas personas pueden oírnos o vernos, pero son contadas.
-- Ojalá el inspector encontrara algo, incluso si eso significa que yo era un criminal. Al menos explicaría quién me quería muerto.
-- Hay una cosa que deberías considerar, además de eso -- respondió Brody --. Ha podido ser un robo, simple y llanamente.
-- ¿Y han dejado un rollo de billetes en mi cartera?
-- ¿Cuánto?
-- Quinientos dólares. Soy… Era camarero, joder. Al menos de eso me acuerdo. A los camareros no les dan ese tipo de propinas.
-- Depende de dónde trabajen -- respondió Brody.
-- ¿Tengo el aspecto de alguien que trabajaba en un sitio de lujo? -- Dado que llevaba vaqueros y una camiseta debajo de una camisa azul de trabajo, Jon sabía que no lo tenía.
Brody negó con la cabeza.
-- Ahora mismo no. Pero podrías haberte cambiado antes de salir.
-- Supongo.